Importaciones de China: comidas durante el viaje
En España tenemos una imagen de China distorsionada por los inmigrantes que viven en nuestro país. La mayoría de los chinos que viven en España proceden de la provincia de Zhejiang y en su mayoría de una ciudad llamada Wenzhou, situada debajo de Shanghai. Es una provincia y un área rural que dista mucho de las urbes megalíticas como Shanghai, Shenzhen o Pekín. Sus costumbres, estudios y su nivel de vida en China son bastantes precarios, lo que hace que su aportación a nuestra economía se base en bazares chinos de productos básicos o «commodities» o restaurantes chinos donde tener el precio más barato se traduce en comida y alimentos de calidad media-baja.
Pero China no es así, o mejor dicho, no todo en China es así. China es un país con más de 1.300 millones de habitantes y por tanto con una diversidad mayor de la que tenemos en España con sólo 40 millones, un país donde la comida de cada provincia es diferente y donde incluso la comida de dos restaurantes de la misma calle pueden parecerse muy poco.
La comida más apreciada en China es la que se ofrece en Cantón o Guandong, provincia del sur cuya capital es Guangzhou y donde se encuentran otras ciudades muy conocidas como Shenzhen y Hong Kong. La comida cantonesa tiene un sabor peculiar y una historia ancestral, donde destaca los denominados «dampling» en mandarín (pequeños envoltorios de carne, verduras o marisco hechos con una pasta de arroz que podría parecer a nuestros canelones en algunos momentos) o «Dim Sun» en cantonés.
En este viaje tuve la oportunidad de comer el tradicional Dim Sun de la mañana de los domingos (desayuno-almuerzo a base de esta comida) en el restaurante más antiguo de Shenzhen, la Phoenix House, con más de 100 años de antigüedad, y además de comprobar lo delicioso de la comidad que nos sirvieron, comprobar que esas comidas con familiares, mesas de 6 personas de media donde se juntan personas mayores con sus hijos y nietos y hablan, discuten, conviven y se relajan alrededor de una mesa.
Durante el viaje, por supuesto seguí disfrutando de buena comida, muy lejos de la que se nos ofrece en los restaurantes chinos en España, como este pescado picante de Sichuan (provincia china del interior que destaca por las guindillas y la comida super picante) o el marisco de esa provincia. Pero al desplazarme al norte, aunque la comida sigue siendo fantástica, como se puede ver en esta última fotografía, las verduras y las aves como la gallina o el pato (que se sirve al modo pequinés con una salsa de soja espectacular y con la piel bien crujiente con tortitas de arroz como se puede ver) reemplazan al marisco y la pasta de arroz de los «dampling».
Pues estableciendo un paralelismo, igual que nuestra imagen de la comida china está distorsionada, también lo está nuestra imagen de los ciudadanos chinos, de la negociación con proveedores chinos, y la forma en que realizar importaciones de China. Importar de China es fácil, una vez comprendes su idiosincrasia y piensas como ellos, basándote en parámetros de beneficio mutuo, respeto y comprensión de su filosofía de vida.
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