Importaciones de China: una economía adolescente (II)
El proyecto piloto de la Zona de Libre Comercio de Shanghái, inaugurada en septiembre de 2013 para probar las nuevas reformas económicas y sociales propuestas por el Gobierno Comunista Chino, consta de 29 kilómetros cuadrados de extensión, y permite un área de libre cambio de la moneda china con tasas de interés no controladas y donde la inversión extranjera no tendrá cortapisas y podrá constituir el 100% del capital de una empresa.
De las 10.000 empresas inscritas un año más tarde hay 661 extranjeras como Amazon, y su almacén logístico para todo el territorio chino compitiendo codo a codo con el gigante local Alibaba y su filial TaoBao, no.1 del comercio electrónico chino. Pero parece que la logística y los servicios copan las entradas frente a las empresas de cariz financiero, quizá porque es un campo de pruebas muy pequeño y no permite luego ampliar los resultados a un país tan grande, y los expertos piden que se amplíe a toda la ciudad de Shanghái o como mínimo a un territorio más extenso.
El Gobierno se apresura ahora a anunciar nuevas plataformas en 2015 para las materias primas, petróleo, gas, algodón y como no, el oro, número uno en este tipo de transacciones y producto óptimo en un lugar donde no se controlan los flujos de capital y la especulación como sí se hace en el resto del país. El tiempo corre y hay que convencer a los inversores antes de que se retiren si el éxito no llega.
El objetivo es que Shanghái sea la capital financiera de Asia en 2020 pero los experimentos a tan gran escala requieren tiempo, dedicación y corregir errores, por lo que otras ciudades como Tianjin, Chongqing, Xian o Wuhan piden ser la segunda probatura tras el éxito registrado en Shenzhen, que gracias a crecer al otro lado de la frontera de Hong Kong superó los 15 millones de habitantes como Zona Económica Especial designada por Deng Xiaoping, después de ser una aldea de pescadores.
Pero el sector financiero sigue siendo un problema para el Gobierno, y por eso Pekín quiere liberalizarlo, permitiendo de momento dejar libres intereses a los préstamos para que circule más el dinero, pero sigue sin hacer lo propio con los intereses de los depósitos, que al ser tan bajos permite a los inversores fijarse en otros campos más provechosos como la construcción o el llamado «banco en la sombra» con préstamos en negro y bajo mano a grandes intereses que no dejan de ser una economía peligrosa para muchas familias.
Y la solución para el Gobierno Comunista pasa por dejar entrar a nuevos bancos en escena y ha dado 5 licencias a 5 grandes empresas como son Tencent y We Chat, la mayor red de mensajería de China con 438 millones de usuarios, Alibaba, líder sin discusión del comercio electrónico chino y que acaba de salir a Bolsa en Wall Street, y otras 3 que aún están por ser anunciadas. No serán las mayores empresas financieras del país, pero ofrecerán novedades y productos que despertarán el mercado.
Estas novedades son milimétricamente estudiadas y debatidas dentro del Partido Comunista antes de ser expuestas a la opinión pública, ya que el Gobierno Chino es protector y controla todos los aspectos de la vida en el país, pero que se ve presionado en muchos casos por las oligarquías y empresas nacionales o estatales que ven peligrar su supremacía y que constan con familiares de los líderes como presidentes.
Esta fuerza gubernamental intervencionista se va relajando y permitiendo que entre en el otro lado del balanza para su equilibrio la inversión privada, consiguiendo mayor inversión ciudadana (que actualmente no supera el 34% frente a los 60 a 80% que se registra en los países llamados del primer mundo) y menor megainversión gubernamental a través de sus empresas estatales.
Hay que tener en cuenta que en China no existen las pensiones y la Seguridad Social es tan básica que provoca que las familias ahorren por encima de cualquier otro país para poder ser operados en edad media y sobre todo, mantenerse sin ayuda de los hijos cuando dejan de trabajar. Y por eso, es importante que para cambiar esta mentalidad ahorradora y cambiarla por derrochadora o consumista, se consiga una asistencia sanitaria gratuita eficiente y un sistema de pensiones justo.
Los cambios en China provocan cambios también en las importaciones de China, que Luckyarn estudia minuciosamente gracias a su personal nativo (30 personas) divididas entre sus 4 oficinas en China.