Como siempre digo a la vuelta de mis viajes a China, este país nunca deja de sorprenderme, y cada vez que vuelvo «quiero más». En este último viaje, además de viajar en tren y repasar sus hoteles, también he tenido tiempo para fijarme en la evolución de la arquitectura en China que cada vez se vuelve más europea y se deja influenciar por el exterior.
Cuando visité China por primera vez en 1999, la arquitectura era tosca, funcional y sin buscar ningún tipo de ornamentación en sus todavía incipientes rascacielos. Con el tiempo, cada vez más el cristal y el acero sustituyeron las paredes de hormigón hasta poder decir hoy en día que sus edificios son más modernos que los de la mayoría de ciudades europeas.
Pero este vertiginoso cambio en muchos casos crea situaciones absurdas, ya que conecta influencias extranjeras en los materiales, las temáticas y los ambientes, con el gusto y la cultura china, donde todo tiene cabida, y da lugar en el caso que nos ocupa hoy a monumentos chinos realmente chocantes y sin querer herir sentimientos, de dudoso gusto para los occidentales.
En este viaje al sur del país, en la zona oeste o interior de Cantón, más precisamente en la ciudad de Foshan, pude comprobar el primero de los monumentos que os comento, una pared de 100 metros de largo y 5 de altura nada menos repleta de inodoros de múltiples colores a través del cual circula el agua, pues es una fuente pública. Foshan es una de las ciudades que han crecido por la cerámica y la fabricación de artículos de este material, de ahí que hayan querido rendir un homenaje a estos artículos, aunque en mi opinión, hubiese sido mejor adornar la pared con vajillas de cerámica ¿no créeis?.
Investigando sobre el tema, en el blog «Gizmodo», he visto que hay otros realmente igual de impactantes como son monumentos de temática transformer de 10 metros de altura en diferentes ciudades, incluso la capital Pekín, y reproducciones en piedra de un coche comercializado actualmente como es el BMW Z4 en esta misma ciudad, o el bol de fideos chinos que podéis ver a la izquierda de esta entrada.
De nuevo, suponemos que podría haberse hecho de otra forma, pero el gusto chino y su predilección por este alimento de comida rápida les lleva a colocarlo en Lanzhou, en la zona norte del centro de China, en una región agrícola que se conoce por su producción de arroz y cereales para la industria alimentaria.
Finalmente, en la tercera de las fotografías de esta entrada, a la derecha, podéis ver el monumento al ratón o mouse informático, situado en la zona tecnológica (en cada ciudad de China existe una) de Xi’an, ciudad que fuera cuna de los emperadores y dinastías más importantes del país, y donde se encuentran los famosos Guerreros de terracota, millares de figuras de barro con los que el emperador se protegía a su muerte y en el trayecto a una nueva vida. Pues bien, para borrar esta imágen arcaica y darle un toque de modernidad, en una rotonda de la ciudad se puede ver este monumento a las nuevas tecnologías e internet. ¿Qué opináis? ¿Estaríais orgullosos si alguno de estos monumentos adornara vuestra ciudad?
Continúo enamorado de este país, y me asombra su nuevo poder económico, y si no viajase a China por negocios lo haría con mi familia por turismo, ahora que lo conozco en mayor o menor medida. Es difícil contactar por primera vez sin este conocimiento, y gracias a nuestro personal nativo conseguimos descuentos en hoteles y desplazamientos y negociamos con taxistas y proveedores en mejores condiciones.
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